Descripción
La historia de una ciudad puede interpretarse a través de su espacio urbano. Sin embargo, la morfología urbana no habla por sí sola. Las ciudades no son sólo espacios construidos: son también espacios vividos. La posibilidad de leer una ciudad nos remite a su pasado, a su estructura social y espacial, pero también a las historias que nos cuentan cómo fue vista y vivida por sus coetáneos. Las ciudades se nos presentan en este sentido como espacios narrativamente mediados, un repositorio de la memoria individual y colectiva de sus habitantes que nos es transmitido a través de sus relatos, creaciones y legado personal.
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